Características, tipos y actividades de la resiliencia en niños

A pesar de que la infancia debe ser un espacio de crecimiento consciente, amoroso y feliz no se puede proteger de momentos y situaciones difíciles que, de una u otra forma, afecten significativamente su desarrollo personal, físico y emocional. Pero, si se fomentan en los niños las habilidades, destrezas y fortalezas necesarias se incentiva, también, la correcta recuperación y la capacidad de sobreponerse a cualquier desafío. En razón de esto surge la importancia de conocer e impulsar la resiliencia en niños.

A lo largo de este artículo de «Educación Infantil» aprenderás sobre qué es una persona resiliente y cómo ayudar al niño para que tenga resiliencia.

Primero lo primero…¿Qué es resiliencia?

La resiliencia en niños y en adultos es una de las mayores capacidades del ser humano. Ella permite el afrontar las dificultades y desafíos de la vida, transformándolas siempre en una experiencia positiva.

Vale la pena aclarar que fomentar la resiliencia en niños no debe significar que estos no sientan dolor, angustia o estrés. Es, por el contrario, la habilidad de manejar dichas emociones y aprender de ellas. Es encontrar siempre un significado a lo que sucede.

Características de la resiliencia

Estas características son los factores clave para formar el perfil de un niño resiliente.

• La resiliencia es una de las bases fundamentales de la inteligencia emocional.
• Fortalece el proceso de autoconocimiento en los niños.
• Permite que el individuo sea tolerante y flexible ante los cambios.
• Significa afrontar los problemas con mayor creatividad y confianza.
• El optimismo es parte fundamental de su concepto. Los desafíos se convierten en oportunidades de aprendizaje.
• La resiliencia en niños forma individuos pacientes, perseverantes y con iniciativa.

Los 4 tipos de resiliencia más comunes

La resiliencia en niños es un proceso que depende de todo tipo de factores, tanto internos como externos (biológicos, sociales, culturales, psicológicos) que median en la respuesta al trauma. Es por eso que se pueden identificar los siguientes y principales tipos de resiliencia:

Resiliencia psicológica

Esta es considerada como aquella fortaleza mental para superar o resistir a los desafíos que vienen con la vida. Como su nombre lo indica, está determinada por características psicológicas de cada organismo.

Resiliencia emocional

Partiendo de que toda situación estresante genera cualquier cantidad de emociones, la resiliencia emocional se relaciona con la autorregulación e inteligencia emocional. Es la capacidad a través de la cual se conectan, se comprenden y se organizan las emociones y sentimientos.

Esta resiliencia se forma desde la infancia, siendo clave la educación recibida en los primeros años.

Resiliencia física

Así como las resiliencias anteriores hacen referencia a capacidad mental y emocional, esta se refiere a la capacidad para recuperarse o sobreponerse a enfermedades y dolencias físicas. No es el tipo de resiliencia en niños más conocido, pero muchos estudios están indagando al respecto.

Resiliencia comunitaria

Todas las anteriores son resiliencias que se desarrollan individualmente. En el caso de la comunitaria, esta determina las capacidades, destrezas y habilidades que tiene un grupo de personas (por ejemplo, familias) para superar una situación difícil.

Pasos y actividades para trabajar la resiliencia en el aula y en el hogar

La educación del siglo XXI y el perfil del docente y del padre deben enfocarse en brindar las condiciones propicias para estimular la correcta relación de los niños con su entorno. Para esto se deben tomar en cuentas los siguientes pasos y actividades, todos fundamentales para formar la resiliencia en niños.

• Enséñales a reconocer sus sentimientos y formar autoconsciencia. El primer paso siempre será permitir y facilitar a los pequeños hablar de sus sentimientos y emociones, así sean negativos. Crea espacios seguros donde la confianza sea la base. En muchas ocasiones los juegos de roles o de patio pueden ser de gran ayuda para este propósito.
• Permíteles solucionar sus problemas, pero ofrece tu apoyo. El acompañamiento y la guía son tus mejores herramientas. Si el niño se siente comprendido y apoyado encontrará la mejor manera de salir adelante, buscando soluciones por si mismo.
• Retroalimentación. Siempre es bueno volver sobre lo aprendido. Esto, incluso, si son las experiencias afrontadas. Incentiva al niño a retomar sus acciones y decisiones. Así descubrirá caminos importantes para retos futuros.
• Incentívalos a establecer relaciones. De esta manera desarrollarán la empatía y crearán redes de apoyo social fundamentales a lo largo de su crecimiento.

Conclusión

Sin duda alguna, la resiliencia en niños es un asunto de gran importancia en un mundo cada vez más competitivo y exigente. Fomentarla en los hogares y espacios educativos disminuye los niveles de estrés, ansiedad y el riesgo de aparición de otros trastornos que afectan el desarrollo infantil.

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